Recibir una carta de despido puede ser un gran golpe emocional y económico. Pero no toda terminación laboral es legal. Muchos despidos encubren en realidad casos de acoso, discriminación o represalia. Si sospechás que tu despido es improcedente, debes consultar con especialistas de derecho laboral. Conoce tus derechos y las acciones que podés emprender para defenderte.
Tipos de despido: procedente, improcedente y nulo
No todos los despidos son iguales ante la ley española. Existen tres categorías principales:
- Despido procedente: se produce cuando concurre alguna de las causas válidas de despido recogidas en el artículo 54 del Estatuto de los Trabajadores. Las principales son incompetencia del trabajador, faltas repetidas de asistencia o puntualidad, negativa a adaptarse a modificaciones sustanciales del puesto, y causas económicas, técnicas u organizativas que lo justifiquen.
- Despido improcedente: tiene lugar cuando no se puede demostrar la existencia de ninguna causa legal que justifique el despido o cuando no se sigue el procedimiento adecuado. Se trata de un despido sin causa válida o sin probar.
- Despido nulo: se produce en casos de violación de derechos fundamentales y libertades públicas del trabajador, como despidos discriminatorios por razón de sexo, origen racial o étnico, religión, opinión política, orientación sexual, etc. También en caso de acoso, embarazo o por el ejercicio de conciliación familiar.
Los despidos improcedentes se diferencian de los nulos en que estos últimos constituyen casos más graves de vulneración de derechos constitucionales. Mientras que los improcedentes se producen por falta de causa justa, los nulos atentan contra principios fundamentales como la no discriminación, la intimidad o la conciliación.

Consecuencias del despido improcedente
Si se declara la improcedencia del despido, el trabajador tiene derecho a cobrar una indemnización como compensación por la pérdida injustificada del empleo. El cálculo de la indemnización se realiza en base a 33 días de salario por año trabajado, prorrateándose por meses los períodos inferiores al año. Existe un límite máximo equivalente a 24 mensualidades, es decir, la indemnización no podrá superar el salario de 2 años.
Por ejemplo, para un trabajador con un salario mensual de 1500 euros y una antigüedad de 5 años y 8 meses en la empresa, la indemnización ascendería a 33 días x 5 años x 1500 euros = 24.750 euros, más 33 días x 8/12 meses x 1500 euros = 3.300 euros. Total: 28.050 euros.
Además del pago de esta indemnización, en los casos de despido improcedente la empresa debe optar entre readmitir y abonar los salarios de tramitación al trabajador en su puesto o indemnizarlo sin readmisión. Si se produce la readmisión pero el trabajador no desea reincorporarse, se considerará una dimisión, es decir, una baja voluntaria.
En definitiva, la declaración de improcedencia otorga al trabajador despedido el derecho a cobrar una cuantiosa indemnización. Son derechos que otorga la ley ante despidos injustificados.
Cómo reclamar y proteger tus derechos ante un despido improcedente
Ante un posible despido improcedente, debes seguir estos pasos:
- Consultar a abogados laboralistas para que analicen tu caso.
- Presentar una papeleta de conciliación ante el SEMAC en 20 días hábiles.
- De no haber acuerdo, interponer demanda por despido en el plazo de caducidad de otros 20 días hábiles.
- Aportar indicios de que el despido fue improcedente. La empresa debe probar la procedencia.
- Solicitar la declaración de improcedencia y el pago de la indemnización correspondiente.
- Valorar solicitar también una indemnización por daños morales si hubo acoso, persecución, etc.
Un despido improcedente no debe quedarse sin respuesta. La ley ampara tus derechos a defenderte y reclamar lo que te corresponde. Busca asesoramiento especializado de derecho laboral para hacerlos valer. ¡No estás solo!.