Atravesar dificultades económicas que amenazan la viabilidad de un negocio es una situación angustiante. Ante una posible quiebra, las pymes y autónomos cuentan con opciones para reflotar la empresa o cerrarla ordenadamente. Analicemos las principales vías legales.
¿Qué significa que tu empresa esté en quiebra?
La quiebra o bancarrota es una situación legal que se produce cuando una empresa entra en insolvencia, sin liquidez suficiente para pagar sus deudas exigibles a corto y medio plazo. Esta situación tiene graves consecuencias sobre el devenir de la compañía en caso de concurso:
- Intervención o sustitución de los administradores: los gestores actuales pueden ser apartados de la gestión y reemplazados por administradores concursales nombrados por el juez, que se ocuparán de liquidar la empresa.
- Embargo y liquidación de activos para pagar a los acreedores: los bienes de la empresa son intervenidos y liquidados para ir saldando las deudas con los acreedores en la medida de lo posible. Esto reduce drásticamente el patrimonio.
- Cierre definitivo de la compañía: el destino habitual de las compañías en bancarrota es el cese completo de su actividad productiva o comercial tras la liquidación.
- Pérdida del control sobre la actividad empresarial: los propietarios y directivos pierden el control operativo sobre la empresa, que pasa a manos de los administradores concursales.
- Limitaciones para el emprendedor: los administradores responsables pueden hacer frente a consecuencias como la inhabilitación temporal para ejercer cargos de administración en otras compañías.
La bancarrota supone un escenario traumático no sólo para la empresa, obligada a cerrar y liquidar activos, sino también para los gestores, que pierden su poder de decisión económica y pueden enfrentar responsabilidades personales. Es una situación legal devastadora que conviene evitar mediante una gestión prudente o, en caso inevitable, abordar de la mejor manera posible de la mano de asesores expertos.

Principales opciones ante riesgo de quiebra
Existen varios mecanismos legales para tratar de reestructurar una empresa y evitar la quiebra o, en caso de que sea inevitable, gestionarla de la forma más ordenada posible. En primer lugar, una opción es lograr acuerdos de refinanciación para obtener nueva financiación en condiciones más favorables que permitan mejorar la liquidez y continuar operando. Asimismo, se pueden negociar acuerdos extrajudiciales de pago directamente con los principales acreedores, a fin de reestructurar o refinanciar las deudas y evitar el cese de actividad.
Otra vía es el concurso de acreedores, un procedimiento supervisado judicialmente donde se negocia el pago fraccionado o aplazado de las deudas. El preconcurso es también una alternativa, ya que permite reestructurar la compañía e impulsar un plan de viabilidad. Por otro lado, si no hay opciones viables, una liquidación ordenada permite vender activos y cerrar la empresa de forma planificada, sin necesidad de declaración de concurso.
Mecanismos como la segunda oportunidad buscan liberar de las deudas personales al emprendedor tras la quiebra, para que pueda comenzar nuevos proyectos sin lastres del pasado. Lo deseable es detectar las dificultades a tiempo y reaccionar rápido para reflotar una empresa aún viable mediante reestructuración o refinanciación. De no ser posible, acudir pronto a asesores experta en quiebra empresarial es clave para orientarse en la mejor solución legal ante un escenario de quiebra.